Por: Camilo Porto Rojas

Frente al número 1770 de la calle Canalejas, a las 23.30 hs. del jueves 23 de agosto de 1962, era secuestrado el compañero Felipe Vallese. Tenía 23 años.
La ilusoria pantomima democrática encontraba al frente del ejecutivo al cipayo José María Guido, títere de las Fuerzas Armadas y pregonero de la Oligarquía. De la mano de su ministro de Interior, Carlos Adrogué, el Decreto 4161 con que la Revolución Libertadora había prohibido al peronismo negando a las grandes mayorías nacionales, nuevamente regía en todo el territorio nacional. El Plan Conintes, continuidad "institucional" de la persecución antiperonista, colmaba las cárceles de compañeros y compañeras. Así las cosas en la Argentina oligárquicas.
Para el régimen, la contradicción principal era la Clase Trabajadora organizada. Los delegados gremiales constituían la fuerza motriz de las revueltas en las fábricas y talleres de todo el país. No eran más ni menos que las huellas imborrables de la Revolución Peronista, la limitación material de sus perversas intenciones.
Felipe Vallese era uno de ellos. Obrero metalúrgico, trabajaba en el turno noche en la fábrica Trafilación y Esmaltación de Alambres (TEA). No ostentaba una gran trayectoria sindical y su carrera en la fábrica era reciente. Sin embargo, sus compañeros depositaron en aquel joven peronista, militante del Grupo Insurrección, su confianza. Felipe no la traicionó. A las 23:30 hs. del 23 de agosto de 1962, un grupo de efectivos de la Regional San Martín, provincia de Buenos Aires, al mando del Inspector, Juan “El Tano” Fiorillo -oscuro personaje que en el genocidio cívico militar de Jorge Rafael Videla, ya en el grado de comisario, sería responsable de decenas de torturas y desapariciones- secuestró a Felipe. Su cuerpo jamás sería encontrado.
Felipe Vallese tuvo el trágico destino de convertirse en el primer compañero peronista detenido desaparecido. Su ejemplo continúa guiando a miles de jóvenes delegados y delegadas sindicales en su lucha cotidiana por la defensa de los derechos de sus compañeros/as; por una nación justa, libre y soberana; por una América unida, libre de toda cadena.