
La Cumbre de Presidentes y Jefes de Estados que se realizará el 30 de noviembre y 1 de diciembre es una lamentable apoteosis de las más de 80 reuniones con casi 20.000 participantes, en varios puntos de la Argentina. El cierre del G20 con los mandatarios expone su obscena y monumental fuerza militar que justifica y ejemplifica los abusos y asimetrías que planifican los países más poderosos de la tierra. Una respuesta rápida a nuestra pregunta inicial la podemos buscar en la afirmación de que unos pocos países, más las grandes empresas transnacionales junto con los organismos financieros como el FMI, BID, entre otros, determinan las políticas, que luego los países emergentes y pobres del planeta tiene que soportar a fuerza de hambre y desigualdad.
Para tener una idea más cercana de los temas que trata el G20 podemos ver los 3 puntos claves que propuso Argentina como presidente pro témpore (PPT):
El futuro del trabajo
Un futuro alimentario sostenible
La infraestructura para el desarrollo
No exento de cinismo el gobierno de Macri propuso temas de manera positiva cuando en realidad no ha hecho más que profundizar de manera negativa tanto el futuro del trabajo, el futuro alimentario sostenible y la infraestructura para el desarrollo.
Desde una perspectiva del movimiento obrero sindical, vemos el drama, en tanto cierre de Pymes, desindustrialización y desocupación que trajo la idea del gobierno de Macri sobre el futuro del trabajo. Y la amenaza cierta de una pronta reforma laboral que terminará por precarizar a los ya vapuleados trabajadores.
Los trabajadores de la economía popular que se abocan a la tierra, en quintas y parcelas en distintas regiones de nuestro país pueden dar fe del futuro alimentario sostenible que propone el Estado, para tratarse en el G20. Los campesinos sin acceso a la tierra, despojados del monotributo agropecuario, y ahora a punto de arancelarles las semillas para favorecer a compañías transnacionales, pueden afirmar que no hay futuro ni para ellos ni para los pueblos fumigados, ni para consumidores.
La infraestructura para el desarrollo no es más que un eufemismo que permite el saqueo de los recursos naturales de parte de grandes corporaciones mineras que trabajan en equipo, con el resto de los actores que definen las políticas públicas en detrimento de los pueblos expoliados en el territorio argentino.
Las propuestas del G20 no es para los pueblos y las naciones, van dirigidas en su contra. No busca igualar las condiciones y redistribuir las riquezas. El G20 es desigualdad, concentración de riqueza y exclusión. Por todo esto decimos NO al G20