Por: Camilo Porto Rojas | CEL - LNP

Dijo alguna vez un filósofo alemán que los sistemas de dominación generan, por la propia distribución material y cultural que los sustenta, a la Clase antagónica que lo destruiría. Tiempo después, un perseguido líder popular del Sur del mundo aseveró que fue precisamente el esquema de dominación entre las naciones imperialistas y sus factorías el que generó la sublevación de los Pueblos del Tercer Mundo.
En el mismo sentido, podemos afirmar que son las actuales condiciones materiales de exclusión, generadas por el Capitalismo en su etapa neoliberal, la que engendró la exclusión organizada que el pasado sábado 21 de diciembre fundó el primer sindicato único de excluidos del planeta.
ECONOMÍA POPULAR
La Economía Popular no es un invento argentino. Nace a partir de la reacción de las y los excluidos frente a la marginalidad, la explotación y la invisibilización a la que el gran Capital financiero sometió a prácticamente un cuarto de la población mundial. El rasgo saliente de la actual etapa del Capitalismo mundial es que dispensa de la producción como gran motor generador de riqueza. Eliminado el factor “producción”, el trabajo resulta innecesario -más allá de algunas ramas específicas- para el desarrollo del Capital, en tanto éste se “auto-reproduce” mediante la especulación. El resultado de esta nefasta experiencia ha dejado a millones de seres humanos por fuera del sistema, eyectándolos de las comunidades nacionales. En escala global, la misma situación se reproduce entre naciones ricas y naciones pobres; la marea interminable de migrantes que atraviesan el mar desde África para llegar a las costas de Lampedusa es quizás la expresión más monstruosa de esta pavorosa realidad. Reducido al mínimo indispensable para el funcionamiento de las comunidades, el mercado de trabajo expulsa día tras día a decenas de miles de hombres y mujeres de las grandes ciudades, desplazándolos hacia los asentamientos informales que se multiplican de norte a sur y de este a oeste en el planeta.
Privados del acceso al trabajo formal, la multitudinaria marea de excluidos han optado por crear su propia fuente de subsistencia en una experiencia inédita en la historia contemporánea: recicladores, artesanos/as, campesinos/as, feriantes, cartoneros/as, trabajadoras del cuidado, ladrilleros/as; han decidido organizarse para vivir de su trabajo, reinventando las categorías de productividad; valorizando tareas sociales como el cuidado y el reciclado; creando nuevas formas de humanizar al trabajo con perspectiva comunitaria, solidaria.

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
Por su situación social, las trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular han carecido de la protección de las organizaciones sindicales tradicionales: no luchan contra "el patrón", habida cuenta de la inexistencia de empleador alguno. La única relación de dependencia que reconoce la Economía Popular es hacia el trabajo mismo, por ser éste una herramienta para la subsistencia de quienes la practican. En este sentido, la lucha que ejercen sus trabajadoras y trabajadores en nuestro país se orienta a la redistribución de las riquezas materiales cada vez más concentradas en núcleos privilegiados y al reconocimiento institucional de la Economía Popular como nueva forma de trabajo. Para ello, han formado sólidas organizaciones como la Confederación de Trabajadores/as de la Economía Popular, experiencia que en la Argentina ha logrado tales grados de organización que ha sido capaz de sostener la subsistencia de estos sectores aún en el reciente período liberal oligárquico 2015-2019.
La existencia de una Economía Popular no es estrictamente característica de naciones semi-coloniales como la nuestra. El mundo entero presencia la aparición de formas laborales de este tipo. El hecho de que en nuestro país, dichos sectores hayan adquirido formas organizativas desarrolladas ha dependido exclusivamente del alto grado de desarrollo sindical argentino. Se ha dicho que en la Pampa, por las propiedades de sus tierras, se tira una semilla y siempre algo crece. Del mismo modo ocurre con la organización social en la Argentina. En tal sentido, el alto porcentaje de exclusión social reproducida aceleradamente en casi tres décadas de neoliberalismo (1976 - 2003) ha convertido a la Argentina en portadora de grandes y poderosas organizaciones de la Economía Popular.

ECONOMÍA POPULAR Y POLÍTICA
Lejos de la mera exclusión material, los trabajadores/as de la Economía Popular también han sido excluidos de los viejos sistemas político-partidarios. En tal sentido, al observar los nombres de sus organizaciones podrá notarse la ausencia de símbolos tradicionales de la política argentina.
Organizaciones de esta especie han adoptado, en ciertos casos, una identidad clasista (Movimiento de los Trabajadores Excluidos, Federación de Cartoneros Recicladores, Corriente Clasista y Combativa) o territorial (Unión de Trabajadores de la Tierra, Barrios de Pie); en otros, portan nombres de sus referentes sociales (Frente Popular Darío Santillan, etc.). Hasta hoy, ninguna estructura política (de Izquierda a Derecha) ha optado por ostentar tamaña representación.
Recientemente, el Frente de Todos ha manifestado su intención de representar a estos sectores, abriendo la puerta a la participación de la Economía Popular en el gobierno. Los logros han sido trascendentes. Las organizaciones de la Economía Popular han logrado ganar la intendencia de Moreno de la mano de la compañera Mariel Fernández; 7 de los diputados electos por el FDT provienen de los Movimientos Populares (entre otros, Leonardo Grosso, Federico Fagioli de La Dignidad, Itai Hagman, de Patria Grande, Juan Carlos Alderete de la CCC, Ayelén Spósito del Mov. Evita); se creó la primera Secretaría Nacional de la Economía Social dirigida por representantes de los Movimientos Populares como Emilio Pérsico, y casi la totalidad de las Provincias y los Municipios cuenta con un área dedicada a la Economía Popular, con rango y recursos. Además, la
CGT ha creado en sus regionales secretarias donde se agrupan los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular.
Los hechos mencionados pasos de inmensa trascendencia alcanzados tras décadas de incansable lucha; sobre todo considerando las experiencias anteriores. La división institucional del poder en la Argentina ha privilegiado ciertas condiciones de Clase para el acceso de la ciudadanía a sectores institucionales del Estado. Mientras se siga manteniendo esta brecha clasista, que ha sostenido el privilegio de los sectores medios y altos, aún del Trabajo formal, al acceso a los ámbitos de discusión donde las grandes decisiones que atañen a la Nación misma se toman, la democracia seguirá siendo un privilegio de Clase. Ha dicho el Papa Francisco al respecto:
“Cuando Uds. desde su arraigo a lo cercano, desde su realidad cotidiana, desde el barrio, desde el paraje, desde las relaciones del trabajo comunitario, desde las relaciones persona a persona se atreven a cuestionar las macro-relaciones; cuando chillan, cuando gritan, cuando pretenden señalarle al poder un planteo más integral, ahí ya no se lo tolera. No se lo tolera tanto porque se están saliendo del corsé. Se están metiendo en el terreno de las grandes decisiones que algunos pretenden monopolizar en pequeñas cartas. Así, la Democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja al Pueblo en la lucha cotidiana por la dignidad en la construcción de su destino.”

NACE LA UTEP
Culminado el proceso liberal oligárquico 2015-2019, las organizaciones de la Economía Popular avanzan hacia nuevos objetivos. La unidad alcanzada en los últimos cuatro años ha posibilitado la formación de un sindicato único que aglutine al conjunto de los movimientos populares en una sola organización nacional de trabajadoras y trabajadores. El 21 de diciembre de 2019 nació la Unión de Trabajadores/as de la Economía Popular (UTEP). Este fenómeno virtuoso sienta precedente a los ojos de los excluidos del mundo: la organización sindical de la Economía Popular es posible. Ante la cada vez mayor concentración del Capital Financiero – Especulativo, la respuesta del “Descarte” deberá ser la unidad. Sólo así podrán confrontar contra este sistema anti-humano, depredador y asesino que cada día se lleva las vidas de millones en pos de sostener el cerco de los privilegios de una minoría marginal.
La fundación de la UTEP fue una verdadera fiesta. Al grito de “tenemos Sindicato”, cientos de trabajadores y trabajadoras celebraron el nacimiento de esta novedosa herramienta de lucha y construcción colectiva. En su documento fundacional, el flamante sindicato expresó: “La mayoría de nosotros apoyamos la fórmula Fernández-Fernández y hoy nos alegra que haya legisladores y compañeros en la gestión surgidos de nuestras filas. Nuestra tarea es dotar de derechos a los y las trabajadoras y por eso reivindicamos la movilización, aun frente a un gobierno popular, cuando las demandas sociales no sean satisfechas.”
Al cierre, el actual titular de la CTEP y próximamente primer Secretario General de UTEP, Esteban “Gringo” Castro aseveró: “El capitalismo así como está no nos puede garantizar la existencia a los que estamos acá, pero tampoco a otros sectores que todavía tienen ingresos mejores pero que también van quedando afuera. Nos quieren borrar los años desde Perón hasta acá y lo mismo quieren hacer con Evo. Por eso la alianza tiene que ser estratégica y tenemos que ir hacia un mayor nivel de unidad”
Comienza una nueva era en la historia de la Clase Trabajadora argentina. El horizonte es y ha sido unidad, organización y lucha. Resta aportar todos los recursos del pensamiento en pos de contribuir a la concreción de los objetivos que la Economía Popular persigue. Tenemos la herramienta. Es tiempo de avanzar.