Por: Camilo Porto Rojas | Prensa CEL

Por estas horas, una marea incontenible de trabajadores y trabajadoras se movilizan desde la Iglesia de San Cayetano del barrio de Liniers hacía la histórica Plaza de Mayo. Lo hacen con las banderas de tierra, techo y trabajo en alto.
A 5 años de la emblemática manifestación convocada por los Movimientos Populares de las distintas ramas de la Economía Popular en que se selló la virtuosa unidad de la Clase Trabajadora frente a los desmanes del gobierno liberal oligárquico de Mauricio Macri, la Unión de Trabajadores/as de la Economía Popular (UTEP) retornó a las calles en pos de instalar en la agenda política los reclamos de las y los excluidos.
Los efectos económicos de la Pandemia del Covid-19, sumados a la herencia del cuatreño macrista, han sido devastadores para el Pueblo en general, y para las y los humildes en particular. A pesar de las políticas públicas del Gobierno Nacional, orientadas a la protección social de los sectores populares, la carestía de la vida ha crecido a la par del empobrecimiento de las y los argentinos. La labor comunitaria de incalculable valor humanista desarrollada por los Movimientos Populares en este complejo período, debe ser comprendida y valorada; no solo en lo que respecta a la contención social de los habitantes de las barriadas humildes, sino en su inconmensurable potencial productivo. La Economía Popular es una realidad innegable. A través de ella, cientos de miles de compatriotas descartados han inventado su propio trabajo para sostener sus familias y aspirar un futuro mejor. En este sentido, el fortalecimiento y promoción de la Economía Popular a lo largo y ancho del país, así como la creación de un Salario Básico Universal que brinde a las y los excluidos un piso de dignidad elemental, resultan dos medidas impostergables que deben ser atendidas. Las trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular, a través de sus organizaciones, quieren y deben ser parte de la discusión del proyecto de Nación que deberá darse de cara a la post-pandemia.
Por ello, este 7 de agosto, las y los humildes nucleados en la UTEP movilizan en virtud de visibilizar la demanda de un Salario Básico Universal, única herramienta capaz de organizar, potenciar y promover las nuevas formas de trabajo existentes en este nuevo tiempo; garantizar que en esta tierra no exista más el hambre, la desnutrición y el desempleo. La Argentina requiere urgente un esquema de desarrollo humano planificado e integral que comience por los de abajo para sentar las bases de una genuina justicia social, base angular de una gran Nación.
Por ello, porque los y las pobres ya no esperan; trabajan, se organizan y luchan: las trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular se manifiestan en una inmensa demostración de religiosidad popular para que en la Argentina no haya más pobres y excluidos.
Fotografías: Juan Ignacio Rojas - @mate.cosido